En algún momento de mi existencia escuche una frase que (a reserva de la inevitables adecuaciones que mi traicionera mente le haya hecho) dice así:
"La vida de una persona adquiere sentido cuando ha logrado modificar la vida de otra, así sea en un mínimo grado"
Tiene años de que la escuche y no recuerdo la autoría de la misma, pero me pareció sumamente interesante y me hizo pensar en lo que implica vivir y "convivir" en este mundo. Es inevitable crecer bajo la influencia, poca o mucha, de un sin número de personas al igual que, lo hayamos deseado o no, hemos influido en la vida de más de una persona en algún momento de nuestra vida. Tomando como premisas la frase que cito y los hechos que trato de expresar, la conclusión a la que llego es que nuestra vida va tomando un nuevo sentido día a día, siendo determinado por cada pequeña y mínima experiencia que llena nuestro acervo de vida, por cada persona con la que interactuamos a diario, por cada decisión que tomamos y asumimos a cada segundo, en fin, por cada evento disparado en el mismo instante que reparamos de su existencia.
Todo esto lo sumamos a nuestra conducta, a nuestra personalidad y a nuestra convicción y, tras una difícil digestión, el resultado es nuestro propio ser, nuestra construcción de nosotros mismos como reflejo de nuestro mundo y la construcción de nuestro mundo como reflejo de nosotros mismos. Retomando la analogía del rompecabezas, la conclusión es la misma del buen Ankhsethamon, todos somos un rompecabezas completo el cual se desperdiga en la mesa de la vida junto con los rompecabezas de cada individuo y nuestra misión es identificar las diversas piezas que nos topemos, valorarlas e ir construyendo nuestra imagen como un rico collage formado de los más diversos elementos, sin perder las piezas propias que nos dan identidad y cediendo a los demás nuestra pieza que pudiera darle un toque final a otros rompecabezas.